jueves, 7 de junio de 2018

Nuggets de pollo fáciles y rápidos (sin gluten)





    Desde siempre me encantan los nuggets de pollo. Tenía la idea de que comida sana no debe ser pero están tan ricos… Desde que los localicé en Mercadona congelados y aptos para celíacos, que además podían ir al horno eran una solución de cena para algún día de esos en los que te pilla el toro y no tienes nada arreglado.
    Cuando leí esta noticia mis peores temores se confirmaron, me di cuenta de que lo que yo suponía era cierto y si cabe peor. Así que decidí que desaparecían de nuestra dieta, pero para seros sinceros los echaba de menos. No era algo habitual en casa pero de vez en cuando a quien le amarga un dulce.
    Un día lo comenté con mi amiga Susi y me dio una receta que no puede ser más fácil y que a la nena le encanta y a los mayores también, y lo mejor es que no tienen nada que ver con los nuggets comprados, en cuanto a niveles de sal, grasas hidrogenadas y demás elementos potencialmente dañinos.
    No tienen la forma redondeada y perfecta de los nuggets comprados, pero en parte ahí está su encanto ¿no os parece? Vamos a por la receta.

    Ingredientes:
    Pechuga de pollo
    Harina para empanar (yo utilizo de arroz)
    Pan rallado (yo en este caso utilicé Corn Crispy Crumbs de Organ)
    Huevo
    Aceite de oliva

    Preparación:

    Cortamos las pechugas de pollo en dados más o menos iguales. Ponemos agua a hervir con sal, cuando el agua está hirviendo la retiramos y metemos los nuggets dentro hasta que se quedan medio hechos. Los escurrimos, los pasamos por harina, huevo y pan rallado, se fríen y ¡listos! Podemos acompañarlos con todo tipo de salsas siempre que sean aptas y el pan rallado podemos enriquecerlo con un poco de queso, pimienta, pimentón… Le podemos dar el sabor que queramos. Yo prefiero no hacerlos demasiado intensos porque son para la peque y todavía no está acostumbrada a determinados sabores pero poco a poco iremos probando.
    Y tenéis una buena opción, una tarde que no tengáis nada que hacer podéis prepararlos y congelarlos, y tenerlos reservados igual que tenemos los comprados.
    No me digáis que no son fáciles de hacer.  ¿Os animáis?

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