Hoy os traigo una receta de cuchara. Muy rica y muy fácil. Apropiada para estos tiempos de Cuaresma y vigilias, aunque se toman en cualquier momento del año, incluso en verano porque no es nada pesada. Son unos garbanzos con langostinos que os aseguro que no dejarán a nadie indiferente.
Se preparan sin demasiada complicación, y como todos los platos de cuchara si los dejamos hechos de un día para otro ganan en sabor y consistencia.
Ingredientes:
Un bote de garbanzos cocidos (yo puse Hacendado)
Langostinos (aproximadamente seis por persona)
Cebolla
Un tomate natural
Un huevo
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
Primeramente pelamos los langostinos, y reservamos las cabezas y la cáscara de los cuerpos. Ponemos el huevo a cocer. Salteamos la cebolla en trozos grandes en aceite de oliva, cuando esté salteada ponemos las cabezas de los langostinos, los dejamos removiendo de vez en cuando hasta que se ponen de color rosado. Añadimos el tomate natural y dejamos que se pase todo durante diez o quince minutos.
Lo trituramos todo con la batidora y lo pasamos por el chino y reservamos (si lo vemos demasiado espeso podemos agregar un poco de agua y cocerlo todo junto). Ese es el fondo de nuestro guiso.
Escurrimos los garbanzos y los lavamos bien para quitar los restos de líquido en el que vienen sumergidos. Por supuesto que si queréis cocer vosotros los garbanzos podéis hacerlo, pero utilizando los de bote ahorramos mucho tiempo. Los mezclamos con el caldo que tenemos reservado. Salteamos los cuerpos de los langostinos con un poquito de aceite de oliva y sal, sólo durante unos segundos y a fuego muy vivo porque sino al meterlos en el guiso quedarán secos. Los unimos a los garbanzos.
Picamos el huevo duro muy finito, la yema la desmigamos. (El huevo duro es opcional, pero a mi me encantan las legumbres con el toque que les da).
Y este es el resultado. No me digáis que no son fáciles de prepara.
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